La invención de la imprenta

La invención de la imprenta, atribuida a Johannes Gutenberg en el siglo XV, revolucionó la forma en que se distribuía el conocimiento.

Antes de la imprenta, los libros se copiaban a mano, un proceso lento y costoso. Como resultado, los libros eran escasos y solo las personas más ricas o poderosas tenían acceso a ellos. Gutenberg cambió esto al desarrollar un sistema de plantillas móviles, que permitía reproducir textos de manera mucho más rápida y eficiente.

El primer libro que imprimió Gutenberg fue la famosa Biblia de 42 líneas, considerada una obra maestra de la tipografía. Esta innovación no solo democratizó el acceso al conocimiento, sino que también facilitó el avance de la ciencia, la religión y la educación.

Gracias a la imprenta, las ideas y descubrimientos se difundieron con mayor rapidez, allanando el camino para movimientos históricos como la Reforma Protestante y el Renacimiento. En menos de cien años, la imprenta había transformado el mundo intelectual y cultural de Europa.