Esta es la forma correcta de ayudar a los demás.

 

Pues resulta que estaba leyendo un libro bastante regunlinchi sobre psicología, cuando de repente veo algo curioso.

 

 

Y es que verás, me ponen muy nervioso los estudios científicos que se pasan el día “demostrando” cosas obvias.

 

 

Por ejemplo:

 

  • ¿De verdad hacen falta decenas de estudios para demostrar que una persona con pensamiento positivo, es más saludable? ¿De verdad?

 

  • ¿De verdad hacen falta estudios para demostrar que tomar conciencia de la naturaleza, puede curar enfermedades y bloquear la ansiedad?

 

  • ¿De verdad hacen faltan estudios con miles de participantes, pruebas e instrumental médico para demostrar que la meditación es más efectiva y barata que el Lorazepam?

 

  • ¿De verdad hace falta gastar dinero en estas obviedades?

 

 

Bien, independientemente de las perogrulladas de este flamante libro (o de la mitad del estúpido gasto cualquier institución tipo CSIC) hay un par de planteamientos en el libro que sí vale la pena sacar a relucir.

 

 

Hablaré de uno de ellos.

 

 

Cuando pretendes ayudar a los demás, como a un amigo con inquietudes laborales o un familiar con problemas personales, debes tener en cuenta algo tan importante como si la ayuda que necesita se basa en apoyarlo emocionalmente o racionalmente.

 

 

Es decir, ¿hay que ayudar a una persona por temas emocionales o cognitivos?

 

 

Y digo esto porque es común que, como individuos que pretenden ayudar, intentemos siempre ser muy racionales, usando nuestra parte de raciocinio para apoyar a alguien, pero pasemos por alto (y con mucha frecuencia) cómo ayudar emocionalmente.

 

 

Porque la mayoría de las veces, las personas sufren problemas de ansiedad por causa del sistema emocional.

 

 

Pero cuando ayudamos, solemos apelar al sistema racional, por lo que es difícil trabar una empatía que ayude a la persona.

 

 

El por qué hacemos esto tiene que ver con nuestra máscara de ego, aunque de eso ya hablaremos en otro email.

 

 

 

Pero piénsalo.

 

¿La persona en cuestión, está en un momento que requiere un soporte emocional o un soporte racional?

 

Un truco para detectar esto:

 

Cuando se trata de una ayuda racional, la persona nunca manifestará estar afligida por algo. Ni percibirás sentimientos de pesadumbre, tristeza o miedo.

Todo lo demás, es emocional.

 

 

Por ejemplo:

Ayuda racional.

Cuando un amiga muestra cierta inquietud y está muy concentrada en algo del trabajo o en algo personal pero no manifiesta síntomas de malestar, lo que quiere es una ayuda técnica, intelectual y de conocimiento especializado.

 

Ayuda emocional.

Cuando tu amigo se siente mal, por lo que sea.

 

 

Y aquí lo paradójico de reflexión propia:

 

  • Una ayuda más racional, deberá tener unos conocimientos y detalles más minuciosos y complejos, porque será un trabajo más laborioso y analítico pero mucho más fácil y sencillo de ejecutar.

 

  • Una ayuda más emocional, deberá tener conocimientos y detalles lo más sencillos de entender y amables posible, ya que la ejecución de los mismos será muy difícil.

 

Espero que esta reflexión te haya gustado.

 

 

Si te interesa saber más sobre psicología práctica y mentalidad, esta semana liberamos otra lección para los alumnos que ya están dentro del curso.

 

Porque la lectura rápida sumada a una mentalidad saludable puede sin duda, cambiar vidas.

 

 

Pero recuerda que si quieres llegar a tiempo para escuchar la próxima lección debes entrar al curso antes de que se publique.

 

 

Los alumnos que ya están dentro, van ganando actualizaciones y nuevas lecciones, pero hasta que no entras, no empiezas a recibirlas.

 

 

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Un abrazo y gran día,

 

 

Álex.-

Del equipo de Lectura Ágil.