Los hallazgos, publicados en la revista “Neurology”, sugieren que leer libros a cualquier edad promueve la estimulación mental, y que esto podría estar vinculado con un ritmo más lento en la disminución de la capacidad cerebral. Es la última evidencia que demuestra que la lectura ralentiza el deterioro cognitivo en la vejez, independientemente de las enfermedades neurodegenerativas comunes relacionadas con la edad.
El Dr. Robert Wilson, neuropsicólogo en el Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago, dijo: “Nuestro estudio sugiere que el ejercicio del cerebro, mediante la participación en actividades como la lectura a lo largo de la vida de una persona, desde la infancia hasta la senectud, es importante para la salud del cerebro en la vejez.”
En el estudio participaron 294 personas de más de 55 años que recibieron pruebas cognitivas cada seis años, hasta su muerte a una edad promedio de 89. Ellos también respondieron a un cuestionario acerca de si leían libros o si habían participado en otras actividades vinculadas a la estimulación de la memoria durante la infancia, la adolescencia, la edad media y en su edad actual.
Después de su muerte, se examinaron sus cerebros para la prueba de los signos físicos de la demencia, tales como lesiones. Utilizando la información del cuestionario y los resultados de las autopsias, los investigadores encontraron que las personas que realizaban cualquier tipo de actividad estimulante como la lectura, tanto desde temprana edad o ya en su edad adulta, tenían una menor tasa de disminución de la memoria en comparación con aquellos que no hicieron ninguna actividad a través de toda su vida.
Los investigadores descubrieron que las personas que tenían un registro de participación en dichas actividades tuvieron una tasa de deterioro cognitivo un 15% más lento que las que no lo hicieron. El Dr. Wilson dijo: “Con base en esto, no debemos subestimar los efectos de las actividades cotidianas (como la lectura) sobre nuestros hijos, nosotros mismos y nuestros padres o abuelos.”
El estudio halló que la tasa de disminución de la memoria se redujo en un 32% en las personas con actividad mental frecuente en la edad adulta en comparación con las personas con actividad mental normal. La tasa de disminución de aquellos quienes no leyeron a menudo o lo hicieron tarde en la vida, fue de un 48% más rápida que las personas que pasaron una cantidad media de tiempo en esta actividad.
El Dr. Simon Ridley, jefe de investigación de Alzheimer Research UK, dijo: “El análisis del tejido cerebral donado en este estudio ha arrojado más luz sobre esta cuestión compleja y los resultados dan peso a la teoría de que la actividad mental puede proporcionar un nivel de ”reserva cognitiva”, ayudando al cerebro a resistir algunos de los daños causados por las enfermedades tales como la enfermedad de Alzheimer”.
La lectura da a nuestro cerebro un entrenamiento debido a que la comprensión de un texto requiere más energía mental que, por ejemplo, el procesamiento de una imagen en una pantalla de televisión. La lectura ejerce nuestra memoria de trabajo, que procesa y almacena activamente nueva información. Eventualmente, esa información se transfiere a la memoria a largo plazo, donde nuestra comprensión de cualquier materia se amplía de manera significativa.
Para tener en cuenta:
• Leer a cualquier edad podría retrasar el deterioro del poder cerebral.
• Un estudio encontró que el deterioro se ralentiza en un 32% con una frecuente actividad mental como la lectura.
• Sugiere que ejercitar nuestra materia gris es la mejor protección contra el Alzheimer.
Así que la clave para mantener nuestro cerebro fuerte para el largo plazo tiene algo en común con ejercitarlo: tenemos que seguir con ello. Y lo mejor es empezar temprano. En el 2009, un estudio realizado durante siete años con 2.000 individuos sanos de edades entre los 18 y 60, encontró que el pico o cumbre de la agilidad mental se da a los 22. A los 27 años, los procesos mentales como el razonamiento, la visualización espacial y la rapidez de pensamiento comenzó a declinar. No quiere decir que después de esa edad no podamos hacerlo, así que… ¡hay que ejercitar la memoria!
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