Como ya sabrás, estas última semanas hemos estado ocupados detrás de la pantalla con el tema de Memoria Ágil, otro de nuestros cursos.
Quizá no te interese demasiado o creas que ya posees una memoria de elefante, en cuyo caso te felicito.
Pero la realidad es que la lectura rápida y la memoria están íntimamente relacionadas. De hecho, si te fijas en las diferentes categorías de nuestro blog verás que hay una dedicada a la memoria y el aprendizaje.
De nada sirve leer muy rápido si uno no es capaz de memorizar el contenido y retenerlo durante un tiempo, ¿no crees?
Es más, una mente ágil y despierta te puede ayudar enormemente a optimizar tu tiempo de lectura. Las razones son muy simples:
- Aumentas la capacidad a la que procesas la lectura
- Mejoras la comprensión de la misma
- Eres capaz de memorizar datos conforme lees
- Retienes por más tiempo la información
¿Y cómo ejercitar la memoria para poder leer más rápido y mejor?
Seguramente conozcas las técnicas más populares que se enseñan en las escuelas, que se centran sobre todo en extraer información y memorizar a base de repetición en su gran mayoría.
Pero la memoria no funciona a base de ‘fuerza bruta’, como nos enseñan. La mente puede ser una gran aliada que tratada de la forma correcta, te proporciona herramientas enormemente útiles.
1. Usa la imaginación
Conforme crecemos, vamos dejando de lado toda esa creatividad y espontaneidad de la que tanto uso hacemos de niños. A muchos adultos les choca, pero seguro que conoces las técnicas mnemotécnicas, donde creas ‘historias’ para memorizar algunas palabras.
El uso de la imaginación a la hora de estudiar es un arma muy poderosa pero que lamentablemente sólo se queda en la superficie. Sólo piensa en cómo aprenden los niños, con juegos, canciones y colores. Sus aulas están diseñadas en muchos casos para fomentar esa parte imaginativa.
Y si miras de cerca los ambientes de trabajo de empresas innovadoras como Google, Facebook o Cartoon Network verás que cuentas ¡hasta con toboganes!
Estimulando el cerebro, transformando el aprender en un juego, logras que la mente trabaje a tu favor y no en tu contra. Así que te propongo un reto: la próxima vez que tengas que aprender datos, listas, etc, intenta hacer una canción o crear una historia divertida. Escríbela. Cántala en voz alta. Cuéntasela a alguien de confianza.
2. Ejercita la mente
¿Cuántos números de teléfono te sabes de memoria? ¿Cuántas cosas tienes que anotar al día para que no se te olviden?
Los recursos con los que contamos hoy en día son prácticamente infinitos. Sin embargo, ojo que no se te acabe la batería del móvil porque si te pasa algo no sabes a dónde llamar.
Cada vez nos esforzamos menos, dependiendo más y más de la tecnología, y eso nuestra mente lo nota. Como un cuerpo que no hace ejercicio, se vuelve fofa y vaga, y cuando necesita hacer esfuerzos, como al enfrentarse a un examen, cuesta trabajo adicional.
Sin embargo, ya hay mucha gente preocupándose al respecto. Si buscas, encontrarás un montón de aplicaciones con juegos, ejercicios divertidos y retos que ponen tu memoria a prueba día a día y de formas muy innovadoras. Además de mucha información online donde puedes practicar por tu cuenta. Esto es muy necesario porque tú eres tu mente. Somos lo que somos gracias a ella, y lamentablemente lo olvidamos con mucha frecuencia.
Y sino eres muy amigo del móvil, siempre tienes los libros, los juegos de rol y hasta videojuegos que te retan a descifrar puzzles realmente complicados.
3. Lleva tu entrenamiento un paso más allá
Uno de los mayores miedos de los nuevos lectores rápidos es la pérdida de comprensión.
Muchos creen que al leer tan rápido, es imposible seguir la lectura y retener los datos suficientes. Y yo te puedo decir que, si no lo intentas, seguro que no lo conseguirás nunca. Igual que si no intentas correr un poco más rápido, nunca mejorarás tu marca actual.
La lectura con guía, reduciendo las fijaciones y acelerando el ritmo, hace que tu mente tenga que poner esfuerzo adicional para seguirle el paso a tus ojos. Al principio resulta incómodo y desorientador, pero poco a poco te acostumbras.
Sino, ¿recuerdas cuando empezaste a conducir? ¿A que ir a 60 o 80 km por hora parecía ir realmente rápido? Y ahora, para la mayoría de los conductores es una velocidad realmente lenta. Tienen un mayor control sobre el vehículo y pueden reaccionar con un mayor espacio de tiempo.
A la mente le pasa lo mismo. Al principio cuesta, pero después se adapta y la comprensión sigue siendo prácticamente la misma. Es más, incluso ganas concentración porque tu mente está realmente atenta a lo que pasa por tus ojos.
Haz que se esfuerce un poco más, te aseguro que no te arrepentirás.
Estos tres consejos son sólo una pequeña ayuda para que empieces a ejercitar tu mente, siendo más creativo y esforzándote un poco más. Cuando la trabajas de forma continua y constante, verás que leer y llevar a cabo otras actividades también es mucho más fácil. En la mayoría de los casos no es cuestión de tener buena o mala memoria, sino buena o mala técnica de memorización. Y dado que la lectura y la memoria van íntimamente relacionadas, también deberías preocuparte por la segunda.
Igual que tu cuerpo, tu mente está contigo durante toda la vida y es más que necesario cuidarla, ejercitarla y mantenerla feliz y contenta. En el fondo ¡tú eres tu mente! Ahí se guardan los recuerdos, el conocimiento, y gracias a ella desarrollas todo tipo de actividades. No la dejes de lado.
Y si quieres saber más sobre cómo mejorar tu técnica de lectura y así trabajar tu memoria pasito a paso, te recomiendo mi clase online gratuita, donde encontrarás todos los ejercicios y nociones básicas para que comiences tu entrenamiento ya mismo.
Cuéntame en los comentarios qué haces tú para cuidar tu mente.
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