Según el Barómetro del CIS todavía hay casi un 37% de la población Española que no lee nunca (libros). Y, pese a no saberlo con exactitud, son datos fácilmente extrapolables al general de la población hispana en el mundo, por eso, hoy vamos a ver y derrumbar en detalle como todos y cada uno de los pretextos que nos ponemos para no leer, son solo condicionantes infundados.

Siete, exactamente, son los “argumentos” más famosos para no leer o no tener el hábito de la lectura incluido en nuestra vida diaria.

Los escucho, leo y veo a diario y hoy quiero desmontar los 7 mitos en forma de excusas más famosos de la gente, para no leer. ¡Vamos allá!

  • El trabajo y las tareas del día no me dejan tiempo para leer
  • En cuanto los niños salen del colegio y ya no tengo tiempo para mí
  • Lo intento pero no me concentro en los libros, me disperso mucho
  • Me aburro con facilidad cuando lo intento y me entra sueño
  • Pero… ¿Por qué leer si lo puedo ver en vídeo?
  • Leer es perder el tiempo y no me ayuda en mis problemas
  • Yo leo mucho, el periódico a diario, claro

Empecemos por el principio:

Hablando de las dos últimas generaciones: Millenials entre 1981 y 1999 y la Generación Z entre 2000 y 2018, tenemos casos generalizados de déficit de atención (que no necesariamente TDAH) que nos enmarca en unas décadas en que los niños nacen y se crían desde dispositivos electrónicos.

Ya hemos dado unas pinceladas sobre esto en artículos como “Por qué no me puedo concentrar”.

Y ni la gravedad a largo plazo ni las posibles soluciones están del todo claras ni estudiadas (por el momento). Pero sí que nos podemos hacer una idea aproximada de cómo afecta al futuro cognitivo de las personas. Y en otro momento, describiremos en detalle los últimos estudios al respecto. Pero de momento hablemos de las “evasivas” más expuestas por la gente para no leer con frecuencia (o diariamente) en la actualidad (incluso conociendo sus beneficios).

Entre el trabajo y las tareas del día no me queda tiempo para leer

Esto es muy habitual entre padres y madres pero también en solteros que viven independizados. Trabajar, volver a casa, prepararse para el ir a hacer deporte, hacer deporte, volver, preparar la cena, el día de mañana etc.…

Cuando encuentran el momento para ellos ya es demasiado tarde y solo quedan ánimos para ver alguna serie. Lo entiendo.

En este caso, la solución, como en la mayoría de situaciones, está en preguntarse qué prioridad le das a la lectura. Porque antes de la organización y planificación de tu tiempo de lectura, debes preguntarte si vas a incluir o no el hábito en tu día.

La lectura puede parecer algo tan mundano y sencillo, que no le damos la más mínima importancia, creyendo que siempre tendremos un momento para leer cuando nos apetezca.

Desgraciadamente no es así. Este es el típico “pseudo-compromiso” que te haces a ti mismo, cuando no le das la importancia que merece. Y el resultado es que si no te esfuerzas en valorar, cómo puede mejorar la lectura tu vida, el tiempo pasará y jamás entrarás en el círculo mágico de los beneficios de la lectura.

Así que desde ya, pregúntate: ¿Cuánto me importa leer temas de mi interés a diario?

En cuanto los niños salen del colegio y ya no tengo tiempo para mí

Otra de las excusas estrella entre madres y padres son los niños. Ellos nos quitan la vida. Dejamos de valorar nuestro futuro en pro del de nuestros hijos. Y ya si al final queda algo de tiempo ya me propondré leer. ¡Error!

Al igual que en la primera excusa, si en algún momento del día quedas libre, ya solo te quedarán ganas de enchufarte la serie de Netflix.

En este te sugiero que valores lo siguiente:

¿cuánto es de importante mi conocimiento, y mis hábitos, tanto para saber educar como dar ejemplo en mi casa?

Los niños mimetizan e interiorizan las actividades de los padres, eres el ejemplo vivo de qué se debe hacer y qué es mejor no hacer en la vida. Y nutrirse intelectualmente a través de libros puede ser la mejor herencia que dejes a tus hijos. Piensa en ello, y cuando te decidas, traza un plan estratégico que consista en tener unos minutos al día en que puedas dejarlo todo y leer, si es delante de tus hijos, mejor.

Recuerda que no es importante cuánto tiempo te pones, si no el hábito.

Lo intento pero no me concentro en los libros, me disperso mucho

Es habitual y muy normal sentir que te cuesta leer, aún cuando tienes el libro que te gusta. Esto sucede porque estás acostumbrado a una sucesión de estímulos constantes y sorprendentes, casi siempre, visualizados en un breve espacio de tiempo. Yo lo llamo sobreexposición a dispositivos electrónicos conectados (SDEC).

La consecuencia es que difícilmente te sentirás atraído y abstraído con los estímulos que un libro puede ofrecer.

Vuelvo a remitirte al mismo artículo en el que hablo de la dopamina. Solo que resta decirte que en este punto, si pierdes la concentración con facilidad y no ves motivo aparente, reflexiones sobre ello y trates de dosificarte, lo mejor posible, el tiempo que pasas conectado para equilibrarlo con la lectura.

Me aburro con facilidad cuando lo intento y me entra sueño

Este punto parece distinto, pero se debe exactamente a lo mismo que el anterior. Aburrirte o entrarte sueño, no es distraerte pero está claro que el libro que estás leyendo no te atrapa lo suficiente. Esto puede deberse a varios factores:

  • Estás leyendo demasiado recostado y, por tanto, enviando señales a tu cerebro de que es hora de descansar, así que tiendes a aburrirte y eventualmente dormirte.
  • Estás leyendo a última hora del día y estás muy cansado es normal que no te queden ganas de profundo interés por la lectura, ya que esta necesita atención y concentración para mantener la motivación, y la lectura es una actividad que requiere energía.
  • No estás usando los medios correctos o estás compartiendo un espacio que no te relaja para leer. Si el lugar no es todo lo tranquilo que necesitas, tienes poca luz o no acabas de estar cómodo para leer, es normal que leer te resulte soporífero en poco tiempo.

Sabiendo esto, seguro que ya se te ocurren acciones para solucionarlo 😉

Pero… ¿Por qué leer si lo puedo ver en vídeo?

Esta si que es la excusa que menos me gusta y me sorprende. Por suerte no la escucho demasiado, pero sin duda hay personas que todavía piensan que ver un video equivale a leer un libro.

Y esto no es importante si estamos hablando de una película basada en un libro. Aunque rara vez la película tiene la calidad y complejidad de un escrito, lo único que pierdes en este caso son los detalles y parte de la elaboración de los guiones.

Pero cuando hablamos de investigar, estudiar, documentarse o aprender de la ficción de una novela, nunca será la misma experiencia. Porque el resultado de ver y escuchar, o de leer, a nivel cognitivo nunca será el mismo.

Y uno de los motivos principales es que la atención activa que se requiere, nunca es la misma. Así que es importante distinguir cuándo utilizar un video y cuándo es mejor leer el contenido.

Leer es perder el tiempo y no me ayuda en mis problemas.

Ambas premisas son incorrectas. Leer nunca es perder el tiempo y leer siempre ayuda en cualquier problema. Obviamente si lo haces con la intención dirigida al problema, mucho mejor.

Pero aquí no hay excusa.

Yo leo mucho, el periódico a diario, claro.

Me gusta y me llama la atención. En cierto modo podría parecer ideal pasar leyendo simplemente las noticias de los medios a diario.

Pero debes tener cuidado con esto. Las noticias, son contenidos diseñados, estructurados y medidos para que sea adictivo leerlos del principio al final, y el primer requisito de una noticia es que el lector pase cuanto más tiempo mejor enganchado a un suceso. Y luego, quizás, está la intención genuina por parte del periodista de querer informar.

El resultado final de la lectura de este tipo de escritos, y ya lo habrás notado si eres un lector habitual, es que los medios informativos, no te ayudan a construir un aprendizaje sólido sobre ningún tema en concreto y suelen impactar en las emociones, casi siempre negativamente.

sid