Leer siempre debería ser algo divertido que se disfrute y enriquezca. Lamentablemente, sobre todo cuando somos pequeños, en muchas ocasiones se convierte en una obligación logrando que le cojamos tirria de verdad.
Y aunque no lo creas, de mayores también ya que un alumno o profesional puede llegar a dedicar entre 3 y 5 horas diarias a leer material obligatorio. Eso, a la larga, es mucho tiempo.
No se puede evitar que durante tu vida, ya sea para la escuela o el trabajo, termines leyendo material poco interesante pero fundamental para tu progreso. Y el problema de leer sin interés, como ya imaginarás, es que no retienes la información tan bien como deberías… Lo que puede desembocar en tener que leerlo de nuevo.
¡Pero por suerte puedo hacer que tu lectura sea menos pesada! Quizás incluso hasta interesante.
1. Busca cómo hacer la lectura más interesante
Piensa por un instante en ese profesor que logró que aborrecieses historia, aunque más tarde descubrieses una enorme pasión por cierto periodo histórico, o un interés genuino por saber más respecto a X país.
Esto ocurre porque la forma en la que se presenta el contenido importa. A veces la lectura no es el método más efectivo. Quizá sencillamente tu forma de aprender sea mejor cuando ves un vídeo, o cuando alguien te lo explica. Por ello te recomiendo buscar alternativas:
Si tienes que leer sobre un tema, busca si hay algún vídeo en Youtube, o incluso un podcast al respecto. Puedes buscar blogs donde hablen de ello u otros autores que hayan abordado el mismo tema desde otra perspectiva ya que a veces, sencillamente es un tostón.
Una vez hayas hecho una aproximación al tema de forma más interesante, te será mucho más fácil abordarlo.
2. Pregúntate por qué estás leyendo esto
Ya hemos hablado otras veces sobre la importancia del por qué, y aunque no me quiero detener mucho en ello, sigo pensando que se merece una mención.
¿Lees por placer? ¿Por un examen? ¿Para hacer un trabajo? ¿Buscas la respuesta a una pregunta en concreto?
La mayor parte de las veces pasamos por alto esta pregunta tan importante, y conocer la respuesta primero, prepara a tu cerebro para buscar con ahínco la respuesta y, segundo, te refresca el propósito de tu lectura para que lo tengas en mente.
Puedes saber más al respecto en este artículo.
3. Escanea la lectura antes de leer a fondo
Sobre todo cuando leemos textos que no son novelas, tendemos a leer mucho más de lo que realmente necesitamos.
La información relevante suele estar ya marcada, señalada en listas, en negrita o como punto importante del tema. Haciendo esto, en vez de leyendo el texto completo de primeras, ayudas a tu cerebro a organizar un esquema mental.
¿Qué hacer después? Releer el material, ya que retenemos más la información que nos es familiar. Por eso los profesores inciden tanto en el repaso y en la repetición. Durante la primera lectura, el cerebro organiza y durante la segunda memoriza mucho mejor.
4. Usa tu dedo o un lápiz cuando leas
Nunca nos cansaremos de repetir los enormes beneficios que usar guía tiene en la lectura. No sólo ayuda a tu velocidad lectora, sino que mantiene mejor la atención, logrando que seas capaz de retener más información.
Sencillamente usando tu dedo, estarás guiando tu lectura y ayudando a tus ojos a mantenerse centrados haciendo un número menor de fijaciones que si no usas una guía. Si quieres saber más al respecto, échale un vistazo a la técnica del marcador.
5. El método leer y apuntar
Seguro que te ha pasado: estás leyendo, escuchas algo, vuelves la cabeza y cuando regresas a tu lectura tienes que volver varios renglones atrás para recordar dónde lo habías dejado. Este simple movimiento que apenas te cuesta un par de segundos termina por ocupar un 33% de tu tiempo de lectura.
Esta es una gran pérdida de tiempo y concentración que podrías ahorrarte para hacer una segunda lectura donde de verdad asientes bien el conocimiento. O puedes incluso aplicar este truco y ahorrar mucho más tiempo.
Al terminar un párrafo, haz una nota rápida en el lateral: una frase que resuma lo que acabas de leer. Saber que vas a hacer este gesto ayuda a mantener la concentración y a traer de vuelta lo leído para fijarlo mejor.
6. Haz descansos
Seguro que has pasado por esa época de estudiante donde pasabas horas y horas sentado en una silla, no sólo en clase sino en la biblioteca, estudiando.
Los estudios dicen que sólo podemos mantenernos centrados en una tarea alrededor de 50 minutos. Después, nuestra capacidad disminuye enormemente y tendemos a ‘perder el hilo’, lo que siempre resulta en tener que volver sobre el mismo material una y otra vez.
Saberlo es muy importante, pero sólo la mitad del camino.
No es necesario apurar tu capacidad. Deberías adoptar la costumbre de descansar cada 20-30 minutos, y de descansar bien. Esto es: levántate y muévete. Mantén una conversación que no tenga nada que ver con lo que estudias. Y, sobre todo, sepárate del ordenador y del móvil. Tu cerebro te lo agradecerá dejándote concentrarte de nuevo… Especialmente si lo que te espera no es interesante.
7. Busca un buen ‘postre’
Leer material aburrido es como comer comida sin sazonar. Se puede hacer, pero no es agradable.
Muchas veces, por muy creativos que nos pongamos, es imposible hacer que algo sin sal nos sepa rico, así que lo que podemos hacer es pensar en el postre. Esta metáfora hace referencia a los pequeños premios que puedes darte a ti mismo tras lograr un objetivo.
Puede ser un dulce, pasar 5 minutos en Facebook o aquello que se te ocurra y que te resulte placentero y estimulante para ayudarte a terminar de leer. Es fácil hacer una lista con 4 o 5 cosas que te gustan y distribuirlas en los descansos entre lectura y lectura. Así, cuando pienses en el ‘postre’ tendrás ganas de seguir un poquito más.
8. Encuentra un compañero de estudio
Si hay una técnica que se haya demostrado que funciona estupendamente a la hora de estudiar, es leer y repetir la información con tus palabras.
Encontrar un compañero de estudio o trabajo con el que compartir la tarea puede ser muy estimulante y entretenido. Podéis combinar el sistema de recompensas, o incluso dividir el material para que uno se lo explique al otro. De esta forma interiorizas las tareas la información y te esfuerzas por explicarla con coherencia, asentándola todavía más en tu cabeza.
Hay muchas otras formas, pero sobre todo se trata de transformar la lectura en un juego divertido: ¿cómo de rápido puedes leer sin perder comprensión? ¿Cuál es tu récord de páginas por minuto? ¡Vuelve a ser un niño!
Cuando encuentran algo interesante, los niños son capaces de permanecer con ello durante horas. Lamentablemente, conforme crecemos vamos olvidando cómo hacer las cosas de nuevo divertidas..
Seguro que has visto a un niño entretenerse con nada. Si un día pudiste, seguro que puedes volver a hacerlo. ¡Usa la imaginación!
Y ahora que hemos vuelto a clase y al trabajo… Y que tenemos que volver a leer material que nos mandan sin remedio, es una gran oportunidad para empezar a leer y comprender más rápido y así poder ahorrar algo de tiempo aunque se trate de material tremendamente aburrido.
¿Sabes cuál es tu media de palabras por minuto? No pierdas más el tiempo y descúbrelo ahora mismo con nuestro test de velocidad para después aprender cómo mejorar y batir tu propio récord.
¿Qué otros trucos tienes para hacer la lectura más entretenida? Cuéntamelo en los comentario.
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