Casi todos tenemos el potencial para leer 1.000 palabras por minuto con muy buena comprensión, pero la realidad es que la velocidad promedio de un adulto en Europa y América es alrededor de 200 palabras. 400 si hablamos de un buen lector.
¿Cómo se puede solventar esto de forma rápida?
Hace ya tiempo escribí un artículo hablando sobre los 3 errores más comunes que comete cualquier lector. Son errores ‘tontos’, fáciles de identificar y solucionar, y que a la vez matan la velocidad de lectura.
El artículo fue un éxito y ayudó a mucha gente a darse cuenta de que haciendo muy poco se puede ganar mucho.
Los errores que mencioné son:
- Una palabra cada vez
- Releer cuando no toca
- No tener ni idea de qué estás leyendo
Hoy te traigo otros 3 errores que seguro que cometes, y que se solucionan muy, muy fácilmente. ¡Vamos a ello!
Estas cometiendo un error de lectura si…
1. No usas guía
Si llevas aquí un tiempo seguro que ya me has leído decirlo: usa guía.
Es una tontería, estéticamente no queda muy bien y seguro que te hace sentir como un niño pequeño. ¡Pero precisamente por eso deberías!
Cuando enseñamos a los niños a leer, enseguida ponemos el dedo en la página para que sus ojos vayan siguiendo la línea de lectura. Es un método pedagógico extendido y común, que ayuda a los infantes en sus primeros pasos aprendiendo a leer.
Y si ayuda a los niños… ¿Por qué no a los adultos?
El dedo (o lápiz) no sólo indica dónde vamos. También marca un ritmo de lectura y te ayuda enormemente con las fijaciones. Al marcar un punto de referencia en la línea, es más fácil ampliar el campo visual.
Usando guía podemos solucionar dos problemas de una vez: aumentamos el ritmo y ayudamos a nuestros ojos a reducir el número de fijaciones, entrenándolos para ser más veloces y ampliar el campo periférico.
Es una lástima que la gente no lo use más por temor a que se rían de ellos o a hacer el ridículo. Es una gran ayuda para la lectura, y ayuda a que nuestra visión, a la larga, no se canse.
2. Vocalizas (aunque sea en silencio)
Este es un acto inconsciente que, aunque se dice que es imposible de eliminar, sí se puede controlar bastante.
El error consiste básicamente en repetir las palabras en nuestra cabeza, puede que incluso murmurando muy bajito. Escuchas, literalmente, cómo vas leyendo.
Esto, aunque no lo parezca, retrasa enormemente tu velocidad de lectura. El cerebro es capaz de ver e interpretar el significado en muchísimo menos tiempo del que tardamos en pronunciarlo.
Si recuerdas el artículo anterior, la sección de ‘no leer palabra por palabra’ entenderás fácilmente por qué.
La lectura rápida se basa en leer ‘por bloques’. Esto quiere decir que identificas grupos de palabras, como por ejemplo “la casa es azul” y lo interpretas en tu mente. No cuesta mucho imaginarse una casa azul, y tu cerebro es capaz de verlo mucho antes de que tu boca pueda pronunciar todas las sílabas.
Es fundamental darse cuenta de la vocalización para empezar, y corregirla es un proceso que muchos ven como complicado. Quitar un hábito nunca fue fácil.
Puedes probar a contar del 1 al 100 mientras lees, o incluso escuchar música para que tu atención se centre en el significado y no en el sonido de la palabra.
3. Usas mal tu entorno
Este te va a sorprender, sobre todo porque es algo obvio pero que casi nadie tiene en cuenta.
Lees con una mala postura, probablemente usando una luz inadecuada y en un horario que no es propicio.
En general, no aprovechas bien los ratos de lectura por falta de preparación, y eso afecta a tu capacidad lectora y al nivel de comprensión, especialmente si estás estudiando algo.
Créeme, leer tumbado, recostado o, en general, en una posición en la que tu cuerpo no esté erguido es un error tan común que nadie lo nota. Al no estar bien colocado, estás enviando señales contradictorias a tu cerebro, lo que hace que pierdas concentración y atención.
¿Por qué crees que funciona tan bien eso de leer antes de dormir? Porque leer tumbado relaja tu cuerpo y poco a poco vas perdiendo interés en la lectura.
Algo parecido ocurre con la luz: una luz muy fuerte puede crear brillos en el papel que cansen tus ojos, y una luz muy débil hará que los fuerces para mantener la concentración, causando fatiga ocular.
Lo ideal, cómo no, es la luz natural. Pero si lees con los artificial lo más apropiado sería una luz que no incidiera directamente en el papel, ni que estuviese en contra, por supuesto. Lo más apropiado sería una luz lateral que no arrojara sombras.
Y, por último, tener en cuenta la hora. Ponerte a leer a última hora del día, tras llegar a casa de la jornada laboral, es poco recomendable. Lo mejor sería hacerlo por la mañana, cuando uno está relajado, tranquilo y fresco.
Pero sé que esto es una realidad poco habitual en nuestras ajetreadas vidas, así que te propongo que busques una hora al día que puedas reservar en la que te sientas tranquilo y relajado. Puede ser, tal vez, a media mañana o después de comer antes de volver a tus obligaciones.
Para cada persona será diferente, pero en esencia sería un momento en el que uno pueda de verdad dedicarse tiempo a uno mismo sin estar absolutamente exhausto por el día.
Estos son los tres errores que quería tratar hoy: una ayuda (la guía), algo a mejorar nosotros (la vocalización) y algo a mejorar en nuestro entorno (la postura, la luz y el horario).
Además, estaría bien que los complementases con una buena comprensión, la cual se puede alcanzar también de forma mucho más fácil de lo que crees.
Un buen ritmo de lectura se alcanza con la práctica, pero también corrigiendo todos esos pequeños errores que, con un mínimo esfuerzo, te pueden ayudar enormemente a mejorar tu velocidad.
Tú también tienes la capacidad de leer 1.000 palabras por minuto reteniendo la información, y más de lo que crees.
Todo empieza por la práctica y sigue por perfeccionar la técnica, usando cada pequeño detalle a nuestro favor. Por ello te invito a inscribirte a nuestra próxima clase gratuita desde el lateral de esta página 👉
Y dime, ¿qué error vas a tratar de corregir primero? Cuéntamelo en los comentarios.
~A los lectores también les ha interesado~
Cómo ser más productivo con la técnica Pomodoro
10 técnicas de estudio probadas
Cómo crear mapas mentales