Seguro que si te mueves mucho por internet has visto la fórmula del 80/20, aunque quizá no estés familiarizado con ella.
Hoy quiero que la conozcas y que veas conmigo la gran utilidad que tiene cuando se aplicar a la lectura y el aprendizaje.
¿Qué es el 80/20 o la regla de Pareto?
Brevemente, es una teoría que descubrió el economista Vilfredo Pareto, quien se dio cuenta de que el 80% del terreno en Italia pertenecía al 20% de la población.
Tras este dato comenzó a aplicarlo a multitud de cosas (como que el 20% de sus judías daban el 80% de las semillas o que el 20% de los pacientes consumían el 80% de los recursos médicos).
En resumen, el Principio de Pareto sugiere que ‘poco’ produce la ‘mayoría’ de los resultados, siempre rondando esos porcentajes.
El 20% de las acciones que haces son las que producen el 80% de los resultados.
Desde entonces esta regla se ha puesto a prueba en multitud de campos desde el marketing hasta la productividad, y hoy quiero llevarla al terreno de la lectura rápida.
¿Cuál es tu nivel de lectura?
¿Eres un lector lento, promedio o rápido? Haz ahora nuestro test de lectura y comprensión para saberlo.
¿Cómo se aplica esto a la lectura rápida?
Usando el principio de esta teoría, el 20% de las técnicas de lectura rápida que aplicamos repercute en el 80% de nuestra mejora.
Esto quiere decir que hay algunas técnicas que tienen un mayor impacto mientras que otras sólo nos ayudan un poquito.
Por ejemplo:
- ¿Crees que usar guía ayuda lo mismo que leer con buena luz?
- ¿Qué tendrá un mayor impacto, reducir las fijaciones o evitar releer?
- ¿Qué concepto puedes aprender con más facilidad, el control de la subvocalización o leer grupos de palabras de un vistazo?
A simple vista es algo complicado de deducir y que puede variar dependiendo de la persona. Sin embargo, sí que hay ciertas técnicas de entre todas las que conocemos que tienen una mayor repercusión a la hora de mejorar la velocidad.
Las tres áreas que lo cambian todo
Hay 3 factores o áreas que sobresalen por encima de todo lo demás.
1. Expansión de la percepción
Si miras al frente y estiras los brazos en cruz, lo más probable es que llegues a atisbar la punta de tus dedos, aunque sea de forma borrosa.
Todo ese campo que ocupa casi 180º, es nuestra capacidad de visión. Lamentablemente, estamos demasiado acostumbrados a fijar nuestra atención en un solo punto, normalmente que se encuentra frente a nosotros.
Ejercitar esta parte es fundamental para el progreso y una forma muy sencilla de hacerlo es comenzando a reducir las fijaciones.
Prueba a leer una línea fijándote en la tercera o cuarta palabra y después moviéndote a las tercera o cuarta palabra antes del final.
Con esos dos movimientos eres capaz de visualizar la línea entera sin detenerte en cada palabra. El verdadero trabajo está en procesar la información que nuestros ojos adquieren, lo que se conoce como comprensión.
2. Regresión y pérdida de concentración
¿Cuántas veces relees un párrafo, vuelves a empezar o sencillamente te encuentras pensando en algo totalmente diferente? (lo que suele derivar en volver atrás en la lectura)…
La atención es fundamental para nuestra capacidad de concentración, pero muchas veces queremos ser tan metódicos y cuidadosos que terminamos sacrificando rapidez por temor a no comprender bien.
La mayor parte de las palabras de un texto son conectores, artículos, o determinantes que aportan muy poco valor. Sólo las palabras léxicas (nombres, verbos, etc.) contienen el verdadero significado para comprender un texto. Sin mencionar que, sobre todo en los libros de no ficción, hay demasiada ‘paja’.
Es importante acostumbrar a nuestros ojos a ir más rápido y así lograr que nuestro cerebro haga un esfuerzo mayor.
Si uno no fuerza ‘los límites’, nunca llegará más lejos.
Este proceso suele causar mucha frustración ya que durante los primeros días uno tiene la perpetua sensación de que se le escapa el significado del texto. Pero en el fondo es una cuestión de práctica y esfuerzo.
Igual que tenemos que acostumbrar a nuestros ojos a ‘ver’ más, tenemos que entrenar a nuestro cerebro para que procese la información más rápido.
Un truco muy sencillo y que siempre suelo recomendar es leer con una guía (o puntero) y hacer el esfuerzo de no volver atrás.
Te dejo el enlace de un artículo sobre concentración aquí. https://lecturaagil.com/3-ejercicios-para-tu-concentracion/
3. Práctica
Esto igual te parece obvio o incluso ridículo, pero es la clave número 1, en realidad.
Aunque no comprendas, sigue practicando. Aunque te canses, sigue practicando. Aunque ya lo hagas bien, sigue practicando.
“Hackea” tu mente para que no te cueste, también hemos hablado ya de esto.
No hay forma de hacer que esto funcione más que practicar y practicar. Al principio no te enterarás de nada y te preguntarás si esto de verdad funciona, pero si uno no reta los límites propios, jamás cruzará la meta. Por desgracia, todavía no se ha descubierto otra manera de entrenar nuestra visión periférica y la capacidad de procesamiento de nuestro cerebro.
Cuando algo te cuesta es porque tu mente asume una tarea dentro de límites demasiado “grandes” o costosos para ella.
Lo que te tienes plantear, es hacer pequeñas esas partes del estudio, todo lo que pequeñas que necesites para crear primero el hábito.
Por ejemplo:
Si tienes asignado tiempos de estudio de una o dos horas al día y eso te da pereza con tan solo pensarlo, reduce tu tiempo de estudio o dedicación de la tarea, hasta el absurdo, es decir, prográmate tiempos de estudio diarios de 10 minutos. Nadie con un mínimo de sentido de común no aplicaría para dedicarse una disciplina tan sencilla.
En el curso de Lectura Ágil, conocemos bien los límites mentales que tienen que asumir las personas, entre la comodidad el estado de bienestar y las obligaciones diarias de cada cual. Por ello, intentamos que el curso se desarrolle dentro de un marco de tiempo de práctica asequible para todo el mundo.
Dicho esto recuerda: no hay forma de hacer que esto funcione más que practicar y practicar. Al principio no te enterarás de nada y te preguntarás si esto de verdad funciona, pero si uno no reta los límites propios, jamás cruzará la meta.
Es igual que con nuestro cuerpo: alguien que nunca ha hecho ejercicio no puede salir a correr una maratón. Debe seguir un entrenamiento donde ejercite sus músculos para alcanzar el objetivo.
Tu mente funciona igual.
Entrenando tu visión periférica, aumentando la velocidad y practicando de forma regular, verás que tu capacidad de lectura y comprensión aumentará considerablemente. Prácticamente el 80% de tu mejora se deberá a estos tres factores combinados.
Hay más técnicas, trucos y consejos que harán que tu lectura mejore, pero la mayoría no van a tener tanto impacto en tu progreso. Por eso es preferible concentrarse en las técnicas o ejercicios que van a producir los mejores resultados y después, revisar todos esos pequeños errores que te ralentizan. Para ello puedes inscribirte a nuestra próxima clase online inscribiéndote desde el enlace desde este lateral 👉
Cuéntame en los comentarios, ¿conocías a regla del 80/20 para la lectura rápida o en otro ámbito?
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