Cómo conservar una buena memoria con el paso de los años es una preocupación muy seria. No cuando eres joven, claro, ya que apenas te das cuenta de las dificultades que supone a la larga. Igual que con tu cuerpo, crees que va a estar así de bien siempre.

Pero cada vez vivimos más, lo que supone un riesgo para nuestra salud en todos los sentidos y, aunque la ciencia y la medicina han avanzado muchísimo en las últimas décadas, empezar a pensar en cuidarse YA es algo vital.

¿Y qué seríamos nosotros sin la memoria? Un tapiz en blanco esperando a ser pintado.

En la memoria están nuestros recuerdos, los buenos y los malos momentos que nos hacen ser como somos. Y también muchas otras capacidades que nos permiten funcionar en el día a día.

Como los músculos de tu cuerpo, tu mente se beneficia enormemente de un buen ‘entrenamiento’. ¿Y a qué me refiero con entrenamiento? A algo que la estimule. Algo nuevo que se salga de tu rutina acostumbrada.

 

Sal a dar un paseo, o escoge una ruta diferente. Ve a una cafetería nueva y charla con el vecino de la mesa de al lado. Escoge un libro al azar que nunca se te habría ocurrido ojear. Visita un museo de algo de lo que no sabes nada, o busca un concierto, recital u representación teatral local al que asistir.

Estas pequeñas cosas no parecen muy significativas, pero mantienen tu mente despierta y lejos de la pesadez de la rutina, y son muy fáciles de implementar.

Pero si realmente te lo quieres tomar en serio y dedicar tiempo a estimular tu memoria, existen varias técnicas y ejercicios con los que empezar a practicar de forma diaria (puedes encontrarlos aquí).

Sin embargo, hoy quiero hacer hincapié en una actividad que hacemos a diario y que es sumamente beneficiosa. Muchos, de hecho, quieren dedicarle más tiempo, pero se encuentran con la pereza del camino.

Hablo de leer. De leer más.

 

De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria.

—Jorge Luis Borges.

 

Todos somos conscientes de que leer exige más a nivel neuronal que procesar imágenes y diálogo en conjunto, o lo que es lo mismo, ver la tele.

Es una forma de ejercitar la imaginación, de abrir el intelecto y que requiere una mayor atención.

De acuerdo con Ken Pugh, presidente y director de investigación en Haskins Laboratories, “partes del cerebro que se han desarrollado para realizar otras funciones —como visión, lenguaje y aprendizaje asociativo— se interconectan de una forma específica para la lectura, lo que es un reto”.

En general, leer demanda que prestes atención y pongas tu mente a trabajar, además de exigir una mayor concentración que no ocurre mientras ves la tele. Es fácil estar frente al televisor mientras hablas con alguien, comes o incluso recoges un poco la habitación.

Sentarte con un libro, especialmente uno que suponga un reto estimulante, “nos fuerza a construir, a producir una narrativa, a imaginar,” según Maryanne Wolf, directora del Center of Reading and Language Research en la Universidad de Tutfs, Massachusetts. “Normalmente, cuando lees, tienes más tiempo para pensar. Leer te da acceso a un botón de pausa único para la comprensión y el conocimiento.

Esto, según estudios publicados en la revista “Neurology”, es la última evidencia que demuestra que la lectura ralentiza el deterioro cognitivo en la vejez, independientemente de las enfermedades neurodegenerativas comunes relacionadas con la edad.

En el estudio participaron 294 personas de más de 55 años que recibieron pruebas cognitivas cada seis años hasta su muerte, a una edad promedio de 89.

Los voluntarios mantenían un registro sobre los libros que leían, si participaban en otras actividades vinculadas a la estimulación de la memoria, y también todo lo referido que pudiera ser relevante sobre su infancia, adolescencia y edad media.

Después de su muerte, se examinaron sus cerebros para la prueba de los signos físicos de la demencia, tales como lesiones. Utilizando la información del cuestionario y los resultados de las autopsias, los investigadores encontraron que en las personas que realizaban cualquier tipo de actividad estimulante como la lectura, tanto desde temprana edad, su disminución de la memoria era un 32% mientras que la tasa de disminución de aquellos que no leyeron a menudo o lo hicieron tarde en la vida, fue de un 48% más rápida.

Y aunque el porcentaje no te parezca muy alto, hablamos de tu memoria, de los recuerdos y funciones de las que eres capaz gracias a ella. Hasta un 1% importa.

En resumen, la lectura da a nuestro cerebro un entrenamiento estimulante y necesario. Ejercita nuestra memoria, procesa y almacena activamente nueva información, lo que nos mantiene activos.

Y si no eres un gran aficionado a la lectura, aquí van un par de consejos:

  • Lee mientras esperas, en el metro, en el bus, en la sala de espera en el médico.
  • Únete a un grupo de lectura (en Facebook, por ejemplo) donde además puedas hablar de lo que estás leyendo actualmente.
  • Lee antes de irte a dormir. Esto ayuda a desconectar de la tecnología y además mejora el sueño.
  • Léele a tus hijos. Comparte con ellos tus historias favoritas.
  • Escoge un libro aleatorio de tu librería local que llame tu atención.
  • Busca qué libros leen tus actores favoritos. La mayoría les encanta compartirlos en sus páginas personales.

Así que la clave para mantener nuestro cerebro fuerte a largo plazo tiene que ver con ejercitarlo: tenemos que seguir con ello. Y lo mejor es empezar temprano.

Por eso, quiero enfatizar lo importante que es leer con soltura, comprendiendo y ejercitando tu mente al mismo tiempo de la forma correcta.

sid