Hoy quiero hablarte de un tema que afecta el nivel de lectura de muchas personas. Es uno de los motivos por el cual me suelen consultar varias veces al día.

Seguro lo conoces y es posible que también esté obstaculizando tu propósito de leer más rápido y mejor. Se trata de la regresión en la lectura. Ese mal hábito que te impulsa a releer, hacer que vuelvan tus ojos, una o más veces al mismo grupo de palabras previamente leídas dentro de un texto.

En el proceso promedio de lectura un 30% está dedicado, gastado y perdido en la tarea de releer. Y me refiero de esa manera porque es tiempo que podrías utilizar e invertir mejor en la misma tarea y que además traería resultados muy favorables a tu velocidad y concentración.

Pero… ¿por qué suele ocurrir esto?

Las razones pueden ser muchas, pero básicamente me referiré a dos.

1. Por el sentimiento de creer que has olvidado comprobar un detalle importante, es decir, esa sensación de que has pasado muy por encima de las palabras y que, más adelante, necesitarás algo de eso que acabas de pasar.

2. Por carecer de información previa suficiente para comprender de inmediato el tema o porque, aún teniendo conocimientos previos almacenados en tu mente, la memoria a largo plazo no los trae de forma inmediata y sientes que muy poco has entendido.

Cualquiera que sea la razón que te impulse a releer, lo único que consigue es estancar tu progreso en la lectura. La velocidad disminuye y tu comprensión también.

¿No comprendes lo que has leído? ¡Sigue adelante! No sirve de nada leer 12 palabras y retroceder 6.

Hagamos un ejercicio sencillo y cuéntame con un comentario lo que has logrado:

Selecciona un texto, ni muy corto ni muy largo, que no hayas leído antes e intenta leerlo sin releer ni una sola vez. No importa que aparezca la sensación de la que te he hablado o que creas entender poco el tema, solo sigue adelante hasta llegar al final.

Atención: no se trata de pasar volando por el texto, lo único que te pido es intentar leerlo completo a un buen ritmo y con la concentración necesaria, sin hacer regresiones.

También puedes utilizar conjuntamente la ‘Técnica del marcador‘, de esta manera podrás controlar mejor que solo avances, dejándote guiar por el lápiz, marcador o cualquier otra herramienta que utilices.

Si al final de la lectura sientes que no has comprendido suficiente, tendrás tiempo de sobra para volverlo a leer el mismo texto desde el principio hasta el final, con el tiempo que has ahorrado al olvidarte de las regresiones. Con esa segunda pasada notarás que tu comprensión del tema es superior y que las palabras han pasado por tu cabeza con mayor claridad.

Ten en cuenta lo siguiente: no vuelvas atrás, no releas. Al final del texto siempre acabarás entendiendo lo que antes parecía no tener sentido para ti. Tu cerebro ya lleva muchos años acostumbrado a esa forma de leer y solo con la práctica podrás lograr que deje atrás las regresiones y te acompañe en una lectura mucho más fluida, rápida y productiva. ¡Si quieres notar en tu cerebro el cambio… empieza a entrenarlo!

sid