¿El tacto de un libro o la comodidad de una pantalla?

Esa es la disyuntiva que tanta polémica lleva causando desde hace varios años, sobre todo tras el increíble progreso que han dado los ebooks o libros electrónicos.

Lo cierto es que su comodidad es indiscutible: puedes llevar cientos, incluso miles de libros recogidos en un pequeño aparato que puedes usar donde quieras. Los avances los hacen cada día más sofisticados permitiéndote tomar notas, subrayar y leer sin necesidad de luz adicional.

Pero por alguna razón, en la época de la información y la electrónica sigue habiendo mucha gente que prefiere el papel. ¿Crees que hay una razón científica detrás de ello o simplemente cultural?

Esta es la pregunta que la revista Scientific American intenta responder con un artículo que publicó recientemente y en el que sugiere que tras miles de años de lectura, el cerebro pide de forma inconsciente el aspecto físico de un libro.

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Maryanne Wolf de la Universidad de Tufts, explica que nuestro cerebro puede percibir los textos como si fuesen un paisaje físico con sus propias características. Sobre el papel podemos apreciar una diferente ‘topografía’. Es decir, vemos las letras desde diferentes ángulos, la superficie del papel sobre la que incide la luz, e incluso podemos apreciar cuánto nos queda por leer del texto en base al grosor de ambas partes.

Sin olvidarnos de la parte táctil que nos permite de forma bastante literal ‘recorrer el texto con las manos’, ayudándonos a crear mapas mentales.

Esto crea más conexiones que simplemente leyendo sobre una pantalla, acorde con algunos estudios que prueban que los circuitos de lectura de los niños de 5 años muestran actividad cuando practican la escritura a mano, pero no cuando se escriben las letras en un teclado.

Es cierto que la lectura, después de todo, es algo inventado por el hombre y para el que desde la niñez nuestro cerebro crea circuitos específicos de lectura y escritura, igual que para el habla. El cerebro comienza a reconocer las letras en base a líneas curvas y espacios y utiliza procesos táctiles que requieren los ojos y las manos.

Para que te hagas una idea, en una encuesta realizada en 2011 entre estudiantes de la Universidad Nacional de Taiwan, la mayoría aseguró que tras leer algunos párrafos online se imprimían todo el texto para poder realizar una lectura más a fondo. Algo parecido ocurrió en 2003 en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde cerca del 80% de los casi 700 estudiantes dijo preferir leer el texto impreso.

Esto demuestra que sigue habiendo una tendencia mayoritaria hacia el papel, pero ¿se queda todo ahí?

Hay que tener en cuenta que esos datos son de 2003 y 2011. Seguro que si todavía estás estudiando o eres docente escuchas la frase ‘¿en qué libro puedo leer eso?’ con bastante frecuencia. Y también te habrás dado cuenta de que cada vez son más los alumnos que toman apuntes con ordenador y los profesores que se adaptan a las nuevas tecnologías ofreciendo notas y resúmenes de forma digital.

A fin de cuentas la comodidad compite.

Mientras que la lectura sobre el papel apela al aspecto físico del libro y las sensaciones táctiles, la lectura en digital ofrece una nueva forma de comprender. Los textos ya no son planos sino que pueden incluir una gran cantidad de elementos visuales e interactivos, desde imágenes hasta vídeos, pasando por la distribución del texto en sí que ya no tiene por qué ser tan ‘cuadriculada’.

Esto activa otras partes diferentes de nuestro cerebro, creando conexiones y nuevos caminos neuronales hacia la comprensión. De hecho, no hacen falta muchos estudios para determinar que las nuevas generaciones se manejan mucho mejor en un ordenador que los adultos, siendo capaces de registrar una mayor cantidad de información sin perderse.

Por lo tanto, leer en píxeles no es opuesto sino diferente. Una práctica que apenas hemos empezado a desarrollar en comparación con los milenios que hemos pasado leyendo sobre papel y otros medios físicos.

Sigue siendo cierto que la tinta electrónica refleja la luz como la tinta de un libro de papel, pero las pantallas de de nuestros dispositivos hacen que esta brille directamente en tu rostros pudiendo causar fatiga visual, dolores de cabeza y visión borrosa.

Sin embargo, es normal que una persona que no ha tenido una gran exposición a la tecnología pierda comprensión en comparación con el papel. Algunos medios como el New York Times o el Washington Post ya se están acomodando a estos cambios creando artículos online altamente visuales que no se podrían imprimir ya que mezclan tanto elementos visuales como auditivos.

Sería justo decir que esta nueva forma de comprender crea otro tipo de redes neuronales que nos permitirían descubrir una nueva forma de leer e incluso estudiar. Aunque todavía muchos prefieren el papel, cada vez son más los que se adaptan a la era de la tecnología y en Lectura Ágil no podemos sino ofrecerte ambas opciones.

Queda claro que leer, ya sea sobre el papel o en la pantalla, es parte de nuestra forma de aprendizaje por lo que nos esforzamos para cubrir todas las posibilidades sin dejar nada al azar. Quizá combinar ambos sea lo más acertado para ejercitar tanto la parte táctil como la creatividad visual.

Mientras tanto, nosotros seguimos aportando técnicas de lectura tanto en papel como en formato digital, buscando las mejores herramientas para dar apoyo a cualquier elección. Al final lo que importa es que seas capaz de mejorar mediante aquello que te haga sentir más cómodo.

Y si quieres saber cómo cambia tu media de lectura entre el papel o los píxeles, puedes realizar nuestro test de lectura y comparar resultados.

Dinos en los comentarios si prefieres un libro físico o la comodidad del ebook. ¿Por qué te gusta más?

sid