La memoria nos permite almacenar y procesar gran cantidad de información. Es una capacidad que todos poseemos y que podemos trabajar y mejorar. Porque como cualquier otro músculo la mente también hay que cuidarla.
Optimizar la memoria y mantenerla sana y ágil permite estudiar de forma más rápida y efectiva, recordar datos con mayor facilidad o procesar y almacenar una mayor cantidad de información.
Pero existen diferentes tipos de memoria y como te imaginarás cada una se entrena de una forma.
Seguro que en el gimnasio no trabajas igual los abdominales que los tríceps.
Pues con la memoria pasa igual.
Por eso hoy quiero que conozcas qué es la memoria de trabajo. Es necesario que sepas en qué consiste y cómo funciona para que puedas aprovechar al máximo sus capacidades.
¡Comenzamos!
¿Qué es la memoria de trabajo?
Te diré algo.
Cuando discutes y razonas tus argumentos, cuando recuerdas que tienes que sacar la basura mientras hablas por teléfono, cuando cocinas esa rica lasaña boloñesa mientras cantas tu canción favorita, cuando haces cálculos en la frutería para saber si te alcanza el dinero para la compra…
¡Sorpresa!
Estás usando la memoria de trabajo.
Ponemos en marcha esta memoria en muchos momentos de nuestro día a día. En múltiples ocasiones se activa para todo tipo de tareas.
¿No lo sabías?
Quizás no eras consciente de esto porque no conoces en qué consiste la memoria de trabajo, ni cuáles son sus funciones. O tal vez, ni siquiera habías oído hablar de su existencia.
Y por eso antes de profundizar más quiero que comprendas bien qué es la memoria de trabajo.
De forma resumida, la memoria de trabajo o memoria operativa es la encargada de retener pequeñas cantidades de información de forma temporal, para después procesarla y utilizarla en una tarea más compleja como un cálculo matemático, ejecutar razonamientos, tomar decisiones o en la comprensión del lenguaje.
Este tipo de memoria nos permite ser conscientes de lo que estamos haciendo y reflexionar sobre ello.
Con la memoria de trabajo somos capaces de llevar a cabo procesos de alta carga cognitiva a la vez que surgen distracciones externas.
Por eso es importante conocerla y optimizarla.
Propiedades de la memoria de trabajo
Ahora que seguro que ya te ha quedado claro qué es la memoria de trabajo, podemos dar el siguiente paso.
Entender en qué se diferencia de la memoria a corto plazo y cuáles son sus propiedades.
Lo primero que debes saber es que aunque ambas comparten el corto periodo de tiempo en el que la información se activa en la consciencia, la memoria de trabajo y la memoria a corto plazo no son exactamente lo mismo.
¿Por qué?
Porque la memoria a corto plazo es un proceso pasivo y solo se encarga de almacenar la información. En cambio, la memoria de trabajo es un proceso activo, no solo retiene, sino que también procesa y transforma la información.
Podría decirse que la memoria operativa es algo así como la memoria RAM de un ordenador.
Y, además de ser un sistema cognitivo activo y complejo, la memoria de trabajo posee otra serie de propiedades que tienes que tener en cuenta:
- Tiene una capacidad limitada de almacenamiento.
- La información y el contenido retenidos se actualiza de forma continua.
Hagamos una prueba para que comprendas estas características.
Memoriza los siguientes números: 6 5 8 3 9 3 0 1 4 8 6 7 8
Ahora cierra los ojos y dilos en voz alta.
¿Los recuerdas? ¿No es nada fácil verdad?
Esto ocurre porque la capacidad de retener información de la memoria de trabajo es limitada y, además, el contenido se desvanece rápidamente.
Pero no te preocupes, como he dicho antes, se entrena.
Componentes de la memoria de trabajo
En 1974, los psicólogos Alan Baddeley y Graham Hitch propusieron un modelo explicativo de la memoria como alternativa al propuesto por Atkinson-Shiffrin (1968). Este último describió el funcionamiento de la memoria con tres niveles: sensorial, a corto plazo y a largo plazo.
Baddeley y Hitch englobaron los conceptos de memoria sensorial y de memoria a corto plazo en uno solo: la memoria de trabajo.
Según Baddeley, la memoria de trabajo está compuesta por tres componentes que interactúan entre ellos.
- Un sistema ejecutivo central.
- El bucle fonológico o bucle articulatorio.
- La agenda viso-espacial.
Años después, en el 2000, Baddeley añadió un cuarto componente a la teoría, el buffer episódico.
Pasemos ahora a explicar cómo funcionan cada uno de estos componentes.
El sistema ejecutivo central
El sistema ejecutivo central es el encargado de supervisar y controlar el flujo de información que recibe de los otros componentes o envía a estos.
Regula cuánta concentración y atención se necesitan para realizar una tarea en un momento determinado.
Este sistema está asistido por el bucle fonológico y la agenda viso-espacial. Baddeley consideró a estos últimos “los componentes esclavos”.
El bucle fonológico o bucle articulatorio
El bucle fonológico es el sistema encargado de procesar y almacenar la información verbal.
Es capaz de retener información de forma temporal utilizando el habla subvocal. Es decir, repitiendo la información en voz alta sin llegar a emitir sonido.
Seguro que cuando te dicen un número de teléfono y no encuentras un sitio donde apuntarlo lo repites subvocalmente para no olvidarlo. En ese momento estarías poniendo en marcha este sistema.
La agenda viso-espacial
La agenda viso-espacial es el componente encargado de las imágenes. Procesa la información visual y espacial.
Este es el sistema que se activa, por ejemplo, cuando recuerdas qué atajo debes coger para llegar a casa.
El buffer episódico
El buffer episódico es el último componente que fue añadido por Baddeley posteriormente a la teoría.
Actúa como sistema de respaldo y permite intercambiar información entre la memoria de trabajo y la memoria a largo plazo.
Además, es capaz de procesar información tanto visual/espacial como verbal.
Ejemplos de la memoria de trabajo
Ahora que ya estás totalmente metido en materia, seguro que quieres seguir conociendo más sobre la memoria de trabajo.
Al comienzo del artículo ya vimos algunos ejemplos de esta, pero ahora es el momento de profundizar un poco más.
¡Quiero que te quede muy claro todo!
Ya sabes que la principal diferencia entre la memoria a corto plazo y la memoria de trabajo es que esta última tiene un carácter activo. Es decir, hace uso de la información para llevar a cabo operaciones complejas, no solo la almacena.
Y que se pone en marcha en muchos momentos de nuestro día a día.
A modo de resumen, podría decirse que es fundamental para el aprendizaje, ya que permite asociar conocimientos nuevos a los que ya teníamos (en la memoria a largo plazo).
Además, es la responsable de que puedas retener una información en la mente mientras estás realizando otra acción. Es decir, gracias a la memoria de trabajo puedes llevar a cabo una tarea en la que necesitas una información determinada, al mismo tiempo en el que surge una distracción.
Como ya mencionaba anteriormente, gracias a ella eres capaz de llevar a cabo razonamientos complejos, comprender el lenguaje o realizar cálculos matemáticos.
Entonces…¿cuándo hacemos uso de la memoria de trabajo?
- Cuando recuerdas lo que ha dicho el profesor para tomar apuntes al mismo tiempo.
- Al hacer cálculos mentales para dividir la cuenta de una comida entre amigos.
- Cuando estás rellenando un informe en el trabajo y tu jefe te interrumpe, pero aún así puedes continuar sin equivocarte.
- Al leer y comprender un artículo o estudio para posteriormente realizar un informe o resumen.
¿Cómo se mide la memoria de trabajo?
Con toda la información que ya tienes te habrás dado cuenta de lo importante que es la memoria de trabajo en tu día a día.
Por eso es fundamental saber medir su estado por si fuese necesario trabajarla, fortalecerla o mejorarla.
Esto es clave en entornos como el escolar, ya que ayuda a detectar posibles dificultades en niños en el desarrollo de su aprendizaje.
También es importante conocer el estado de la memoria operativa de cara al mundo laboral. No olvides que es la encargada de que podamos recordar datos durante una conversación y argumentarlos, por lo que resulta esencial por ejemplo para una reunión o una conferencia.
Pero, ¿cómo se puede medir el estado de la memoria de trabajo?
Bien, existen múltiples pruebas para esto.
Es habitual que se utilicen tareas en las que se deben repetir una serie de números o letras en orden inverso.
Un ejemplo de ello es la subprueba de Dígitos inversos del WISC-IV propuesta por Wechsler. Esta consiste en repetir una serie de dígitos en orden inverso, como su propio nombre indica. Es una prueba complicada ya que los números aumentan su dificultad cuando se van completando las series. Como el ejercicio que proponemos en este otro artículo sobre mnemotecnia.
Por su parte, el Continuous Performance Test (CPT) tiene el objetivo de medir la capacidad de atención. Esta prueba resulta esencial para evaluar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Estos tan solo son dos muestras de los múltiples tests que existen para medir el correcto funcionamiento de la memoria de trabajo. Entre otros, destacar también la prueba de retención no verbal de Benton, el Test of Memory Malingering (TOMM) o el Test of Variables of Attention (TOVA).
Cómo mejorar la memoria de trabajo
Recuerda que la memoria de trabajo tiene una limitada capacidad de almacenamiento y su contenido se renueva de forma continua.
A pesar de esto, es posible mejorar su rendimiento ya que, como el resto de habilidades cognitivas, es posible entrenarla y optimizarla.
Es por eso que muchos profesionales prestan servicios para trabajarla según las necesidades de cada usuario/paciente.
Lo que se busca es mejorar la memoria de trabajo con programas de entrenamiento cognitivo, fortaleciendo el cerebro y las conexiones neuronales implicadas, para hacerlas más rápidas y eficientes.
Con un entrenamiento constante y adaptado a tus necesidades podrás fortalecer y mejorar tu memoria operativa.
Cómo estimular la memoria de trabajo
De la mano con lo expuesto anteriormente, debes saber que existen técnicas y ejercicios que te permitirán estimular la memoria de trabajo y mantener tu mente ágil por tus propios medios.
Solo tienes que poner de tu parte y ser constante.
Porque estoy seguro de que los siguientes consejos te ayudarán a ejercitar tu memoria operativa:
- ¡Leer, leer y más leer! La lectura es una forma excelente de trabajar la memoria.
- Estimula tu memoria realizando juegos mentales como sudokus, sopas de letras o palabras encadenadas.
- Haz deporte. Ya sabes que la actividad física es buena para mantener tu cuerpo sano, pero también lo es para tu cerebro.
- Olvídate del móvil cuando vayas al supermercado. Un ejercicio tan sencillo como recordar la lista de la compra te ayudará con tu memoria de trabajo.
- Observa detalladamente objetos o paisajes y trata de crear una imagen mental lo más fiel posible y con la mayor cantidad de detalles.
- Y, por supuesto, una buena alimentación también te ayudará a optimizar la memoria operativa. Alimentos como el brócoli, los cereales integrales, el chocolate negro, la manzana o el pescado, son considerados superalimentos para mejorar la memoria.
Cómo trabajar la memoria de trabajo en niños
Lamemoria de trabajo es esencial para el aprendizaje, por lo que es fundamental optimizarla desde edades tempranas.
Y es que alteraciones en la memoria operativa pueden derivar en un escaso rendimiento y progreso académico en materias como las matemáticas o la lengua.
De hecho, estas alteraciones están estrechamente relacionadas con trastornos del aprendizaje como la dislexia o el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
Por eso, existen ciertas técnicas que ayudarán a trabajar la memoria de trabajo en niños. Muchas de ellas son las mismas que las de los adultos, por ejemplo, llevar una buena alimentación, hacer deporte o incentivar la lectura (los cuentos son ideales para esto). Y lo más importante, cuidado con las interacciones excesivas con Apps y videojuegos especialmente ociosos y adictivos.
Pero existen consejos específicos para los más pequeños. A continuación te diré algunos de ellos.
Juegos de memoria
Al igual que para los adultos, algunos juegos ayudarán a trabajar la memoria de los niños y niñas.
En el caso de los más peques de la casa una gran idea son los juegos de mesa para toda la familia. Juegos como el Trivial, el ¿Quién es quién?, el Pictionary… harán que se diviertan a la vez que ejercitan su memoria.
Reestructurar las tareas más difíciles
Algunas tareas resultan demasiado complejas para los más pequeños.
Una forma de ayudar a su memoria y facilitar su realización es fraccionándolas y reestructurándolas en varios pasos más sencillos. Estas tareas son especialmente interesantes para entender desde edades tempranas cómo se deben afrontar objetivos complejos e interesantes de cada a una futura realización personal y profesional.
Técnicas de asociación de conceptos
Otra forma divertida de que los niños ejerciten su memoria es mediante la asociación de conceptos similares.
Por ejemplo, agrupando las cartas que tienen el mismo número o el mismo color.
Organización de tareas de forma visual
Es conveniente que los más pequeños lleven a cabo una organización de sus tareas.
Las agendas escolares, los horarios o calendarios son una forma ideal para esto.
Y es recomendable que se utilicen recordatorios visuales para esto, ya que ayudan a optimizar la memoria.
Es decir, emplear la mnemotecnia, una técnica mental que vincula la idea, número, lista, tabla que queremos recordar con una imagen mental, creando un espacio en nuestra mente donde ordenamos dichas asociaciones.
Una excelente forma de hacer una agenda de actividades rutinarias más dinámica es dibujando las mismas. Así, cuando el niño ve un dibujo de un cepillo de dientes recordará mejor qué es lo que tiene que hacer y de forma más divertida.
Instrucciones sencillas
Las instrucciones deben ser precisas, cortas y sencillas, de esta forma su proceso de memoria será mucho más efectivo y funcional.
Los niños recordarán mucho mejor qué deben hacer.
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