Casi cada semana recibo varias preguntas sobre cuál es la clave de la que depende el mayor avance en el aprendizaje de la lectura rápida. En otras palabras, cuál es la técnica que marca la diferencia con creces.

En mi opinión, si tuviese que elegir una sola cosa a corregir, sería sin duda la voz interior, también conocida como subvocalización.

Como ya sabrás, se trata de las palabras que repites en tu mente conforme vas leyendo, como si alguien dentro de tu cabeza lo leyese a la vez que tú en voz alta. Debido a esto, es difícil alcanzar una buena velocidad de lectura. Te quedas atascado ‘leyendo’ el texto en vez de visualizar.

Sin embargo, por mucho que digan que se puede ‘eliminar’, lo cierto es que tan solo se puede reducir hasta cierto punto en el que no es un inconveniente. Esto te permitirá aumentar tu velocidad de lectura y también la comprensión sin mezclar conceptos.

Aunque de pequeños sí que necesitamos prestar atención a cada palabra para comprender cómo funciona el lenguaje, una vez hablas con fluidez no es necesario.

Actualmente tu velocidad de lectura es muy similar a la velocidad a la que hablas. El promedio de lectura es de alrededor de 250 a 300 palabras por minuto (ppm), y la velocidad media de conversación es exactamente la misma.

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La subvocalización limita lo rápido que realmente podemos leer.

Por ejemplo, digamos que estás leyendo un texto que dice: “El niño saltó la valla.” Si lees “niño saltó valla” el significado es el mismo pero te has ahorrado dos palabras que, sí, aportan significado pero es un significado fácilmente inferible por el contexto.

Y no es como si las ‘omitieras’. Tus ojos son capaces de verlas e interpretarlas, pero en tu cabeza sencillamente no las pronuncias. Esta es la forma de minimizar la subvocalización.

Ten en cuenta que hay un montón de palabras en frases y párrafos que no son esenciales para el significado de ese párrafo. Es más, en tu día a día ves, visualizas e interpretas muchísimas palabras sin necesidad de leerlas. Como la señal de ‘Stop’. Es un mensaje inmediato que conoces a la perfección, igual que muchos otros.

En la mayoría de los casos, leemos para captar ideas, no palabras. Leemos para disfrutar de la historia que hay detrás de ellas.

Por eso, hoy te traigo 3 formas de trabajar cómo reducir la subvocalización.

 

1. Distráete

Para minimizar la subvocalización, intenta distraerte a ti mismo para evitar decir las palabras en tu mente. ¿Cómo puedes distraerte a ti mismo? Aquí hay un par de maneras de hacerlo.

Una forma es masticar chicle mientras lees. Si masticas chicle durante la lectura, eso te distraerá a la hora de decir la mayor parte de las palabras en tu cabeza.

También puedes distraerte de decir las palabras ocupando esa voz en tu cabeza con otra voz. Trata de contar de uno a tres, mientras que estás leyendo el material (ejemplo: “uno, dos, tres” línea por línea). Mientras que estás haciendo esto, intenta fijar tus ojos en algún lugar al comienzo de la línea, en algún lugar en el medio de la línea, y en algún lugar al final de la línea.

Mientras que estás buscando en esos tres lugares, cuenta “uno, dos, tres.” De esta manera, también estarás fijando tres grupos de palabras, en lugar de todas y cada una de las palabras.

Puedes contar “uno, dos, tres” en voz alta (tal vez susurrando) o en tu cabeza. De cualquier manera, te distraerás de decir las palabras reales que estás leyendo. Con un poco de práctica, encontrarás que es más fácil evitar decir todas las palabras en tu cabeza a medida que lees.

 

2. Escucha música mientras lees

Esto no sólo ayudará a minimizar la subvocalización, sino que escuchar música también puede ayudarte a concentrarte mejor (puedes leer más sobre ello aquí). Sin embargo, ten en cuenta que no todos los tipos de música van a ayudarte a concentrarte. Debes evitar escuchar música con letras o cualquier melodía con un ritmo fuerte porque tiende a desarmar tu concentración.

También debes evitar escuchar las canciones que te recuerdan otras cosas (tu baile de graduación de la escuela secundaria, una escena de lucha de una película, o cualquier otra cosa que pueda distraerte más).

Escucha algo que sea instrumental. La música clásica por lo general funciona mejor. Eso te ayudará a mejorar tu concentración, y también te ayudará a minimizar la subvocalización.

 

3. Lee más rápido de lo que acostumbras

Digamos que tú, normalmente lees 250 palabras por minuto. Trata de ir un poco más rápido (tal vez 300 ó 350 palabras por minuto). Si te obligas a ir un poco más rápido de lo que normalmente lees, no tendrás más remedio que reducir al mínimo la cantidad de palabras que dices en tu cabeza. Además de subvocalizar menos, también mejoras el enfoque, porque tienes que prestar más atención cuando lees un poco más rápido. Cuanto más practiques obligándote a ti mismo a ir más rápido, más rápido lo conseguirás.

Siempre hago hincapié en la importancia de utilizar la mano para guiar a tus ojos (la técnica del Marcador). Úsala para esforzarte en leer más rápido. Guiar tus ojos con la mano también te ayudará a agrupar conjuntos de palabras durante la lectura, lo que ayuda a evitar otro hábito de lectura común: la fijación.

Con los ejercicios que te he propuesto, alternándolos y encontrando el que te ayude más, vas a poder mejorar notablemente tu técnica en muy poco tiempo. Verás que cada vez le prestas menos atención a esa ‘vocecita interior’ y el progreso llegará seguidamente.

Por supuesto, hay muchos otros trucos y ejercicios que te pueden ayudar a ser un lector más ágil, trabajando además también el área de la memoria y la comprensión. Puedes aprender más en nuestra clase gratuita online, inscribiéndote desde la invitación que verás en este lateral.

¡Cuéntame en los comentario cuál de los tres ejercicios es el que tú usas para trabajar la subvocalización!

sid